Es la región ecológica en el nivel más bajo de un cuerpo de agua, como un océano o un lago, incluyendo la superficie del sedimento y de algunas capas del subsuelo. Los organismos que viven en esta zona se llaman bentos.
La región bentónica o béntica comienza en la línea de costa (zona intermareal) y se extiende hacia abajo a lo largo de la superficie de la plataforma continental acabando en la zona abisal. La plataforma continental es una zona de suave pendiente bentónica que se extiende fuera de la masa de tierra. En el borde de la plataforma continental, por lo general a unos 200 metros de profundidad, el gradiente aumenta y se conoce como talud continental. El talud continental desciende hasta lo más profundo del mar. Esta zona llana en aguas profundas se llama llanura abisal y suele estar a unos 4.000 metros de profundidad. El fondo del océano no es plano, formado por cordilleras submarinas y fosas oceánicas profundas, y se conoce como zona abisal.
En comparación, la zona pelágica es el término descriptivo para la región ecológica por encima del bentos, incluyendo toda la columna de agua hasta la superficie. Dependiendo del tipo de masa de agua, la zona bentónica puede incluir áreas que están sólo a unos cuantos centímetros por debajo de la superficie, como en un arroyo o un estanque de poca profundidad. En el otro extremo del espectro, bentos del mar profundo incluye los fondos de la zona abisal.
Microorganismos típicos de la zona béntica.
Los animales que viven en las zonas más profundas de los océanos son los característicos de la zona afótica. Generalmente, estos incluyen formas de vida que toleran temperaturas bajas y bajos niveles de oxígeno, pero esto depende de la profundidad de la masa de agua.
En los ambientes oceánicos, la profundidad es la que caracteriza a los hábitats bénticos. Desde la más superficial a la más profunda son: la epipelágica (menos de 200 metros), la mesopelágica (200-1.000 metros), la batial (1,000 a 4.000 metros), la abisal (4000-6000 m) y la más profunda, la hadal (más de 6.000 metros).
Las zonas más profundas se encuentran a gran presión. Debido a estas altas presiones y al aislamiento, ni los cambios en la marea, ni los impactos humanos han tenido mucho efecto en estas áreas, y los hábitats no han cambiado mucho en los últimos años. Muchos organismos bentónicos han conservado sus características de la evolución histórica. Algunos organismos son significativamente más grandes que sus parientes que viven en zonas menos profundas, en gran parte debido a la mayor concentración de oxígeno en aguas profundas.
No es fácil caracterizar y ni observar a estos organismos y sus hábitats, y la mayoría de observaciones se ha hecho a través de submarinos controlados a distancia.1
Para obtener información sobre los animales que viven en las zonas más profundas de los océanos ver la zona afótica. Generalmente, estos incluyen las formas de vida que toleran temperaturas frescas y los bajos niveles de oxígeno, pero esto depende de la profundidad del agua.
En los fondos marinos suele reinar una estabilidad de condiciones muy superior a la propia de las aguas pelágicas, donde se encuentran el plancton y el necton, y que están sometidas a movimientos y cambios incesantes.
Las principales fuentes de alimento para el plancton y bentos son orgánicos escurridizos de la tierra. La profundidad del agua, la temperatura, la salinidad y el tipo de sustrato de todos los locales que afectan bentos está presente. En las aguas costeras y otros lugares donde la luz alcanza el fondo, las diatomeas bentónicas fotosintetizadoras pueden proliferar. Los inverterados filtradores, tales como esponjas y bivalvos, dominan duro, los fondos de arena. Los depósito de los comedores, como los poliquetos, pueblan los fondos blandos. Peces, estrellas de mar, los caracoles, los cefalópodos y los crustáceos son importantes depredadores y carroñeros.
Organismos bentónicos, tales como estrellas de mar, ostras, almejas, pepinos de mar, ofiuroideos y Anémona de Mar, desempeñan un papel importante como fuente de alimento para los peces y los seres humanos.
Dentro de las clasificaciones del sistema bentónico más utilizadas tenemos cuatro regiones de profundidades progresivamente crecientes: La supralitoral o subterrestre; la costera o intermareal, también llamada sublitoral; la litoral propiamente dicha o batial, y la abisal. En estas regiones, las condiciones del medio: luz, temperatura, presión y salinidad, así como el tipo de materiales sedimentarios del fondo, van cambiando de manera gradual de acuerdo con la profundidad y la distancia de la costa, lo que ocasiona modificaciones características en la distribución de los organismos del bentos.
Esta región raramente cubren las aguas y en la que se encuentra un intenso grado de humedad ambiente, puede considerarse como la frontera entre el medio terrestre y el marino; en esta zona se localizan muchos seres de origen terrestre más o menos habituados al régimen especial de vida en las arenas o en las rocas costeras. Insectos como las llamadas cicindelas son abundantes en las dunas de las partes altas de las playas, y conviven con las pulgas de mar que son, por su parte, crustáceos marinos acomodados a la vida casi permanentemente terrestre.
Dentro de la región supralitoral, pero más próxima al agua y en parte en la zona afectada por las mareas, se encuentran adheridas a las rocas de forma íntima y encerradas en sus caparazones las Bellota de mar, crustáceos del género Balanus que resisten prolongadísimos periodos de sequía e insolación. Suelen estar también algunos moluscos como las litorinas, pequeños caracoles que tienen gran resistencia a los largos periodos de emersión.
En la zona costera o intermareal, sujeta a la acción de las mareas y del oleaje, la fauna y la flora se incrementan de manera extraordinaria, tanto en lo que se refiere a la riqueza de grupos zoológicos y botánicos que la integran, como al número de individuos que la componen. Esta riqueza de grupos animales y vegetales se debe al extraordinario polimorfismo de la región en cuanto a las características fisicoquímicas y de tipo de suelo que se presentan, lo que da lugar a la existencia y desarrollo de las más diversas formas posibles de seres vivos.
Dentro de esta zona pueden considerarse, a su vez, dos tipos de fondos diferentes: los rocosos y los arenosos o fangosos, ambos poblados por gran variedad de especies distintas.
En las zonas rocosas existe un número grande de tipos de celenterados, como hidrozoarios, anémonas, abanicos de mar y corales, que cuando abundan forman los arrecifes coralinos. Son frecuentes también los moluscos de muy variados géneros, como las lapas, que se pegan fuertemente a las rocas, y los quitones, que tienen su concha formada por muchas placas.
Otros moluscos son los bivalvos como mejillones, ostras y ostiones que se adhieren directa y firmemente por su concha a los soportes rocosos de los que casi es imposible despegarlos.